La poda garantiza que el árbol y planta reciba suficiente oxígeno y luz, y de esta manera previene de la infestación de hongos, también favorece que el crecimiento de sus ramas sean más gruesas y estables.

Las ramas podridas y muertas son las que más atraen a las enfermedades. En los árboles más viejos, la copa tiende a volverse muy densa, alta o ancha, lo que provoca un exceso de sombra y un microclima de gran humedad en tu jardín. 

La poda se realiza para eliminar algunas partes del árbol por algún propósito determinado por ejemplo:

• Para dar a la planta una forma adecuada que permita su aprovechamiento.
• Para mantener una buena sanidad en el árbol.
• En el caso de frutales, para mejorar calidad de sus frutos.
• Para limitar el crecimiento de la planta.

Los árboles, al igual que otros seres vivos, tienen como finalidad reproducirse, y para que esto ocurra es indispensable que el árbol brinde una gran cantidad de semillas, esto se logra cuando se realiza una oportuna poda.

Normalmente se podan las ramas y las raíces, pero hay otras prácticas parecidas en hojas, flores y frutos, para mejorar la producción en los frutales.

En resumen, la poda es una combinación de arte con técnica que está basada en el conocimiento biológico del árbol y se lleva a cabo por las cinco razones siguientes: seguridad, saneamiento, estética, producción y calidad. La mayor prioridad que se da a la poda es la seguridad.

En conclusión, la poda favorece una cicatrización rápida y total al árbol y evitar al máximo la infección y la pudrición interna de los tejidos del árbol. Por otra parte, encontraríamos las otras ventajas como eliminar los chupones, eliminar las ramas mal situadas, permitir la formación del árbol, conseguir que la copa del árbol se adapte a las necesidades, mejorar la producción tanto del fruto como la madera y en definitiva ayudar a desparasitar, desinfectar y eliminar las ramas deterioradas o muertas.

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